jueves, 10 de junio de 2010

Taller de Pan y Jornada de Leña

Tras aplazamientos por tanta lluvia primaveral… ¡Escampó! Lo que nos permitió celebrar las dos actividades que teníamos pendientes en nuestra panadería colectiva.
De forma consecutiva, viernes y sábado, hicimos un taller de pan y una jornada de leña.

TALLER DE PAN

A meter las manos en la masa, y bien metidas en cuanto al pringue, vinierosn lxs niñxs de la escuela de Santibañez. Bueno, lxs no tan niñxs, al menos en edad, también vinieron. Claro, alguien tenía que conducir; una buena excusa cuando sobrepasas (con creces) la edad de escolarización pero te resistes a abandonar ese buen rollo de las ‘excursiones’.
¡Vaya gente maja la de Santibañez!. Lxs no tan niñxs (al menos en edad) se cortaron de participar activamente en el taller. Lxs panaderxs tampoco les animamos a implicarse, más que nada porque no cabíamos en la panadería y no quedaba ni un rincón en las dos mesas que habilitamos para amasar y formar panes.
Aceleramos un poco los procesos de fermentación con pequeños trucos porque no nos iba a dar tiempo. Conseguimos que hicieran todo el proceso y que saliera “pan”. Además no partimos ningún diente mientras movíamos la pala del horno (de más de dos metros de largo) por una panadería de veinte metros cuadrados habitada, ese día, por más de veinte personas. (Si cada persona tiene 36 piezas dentales… 36x20=720 dientes… todos sujetos a las encías al final de la jornada… buena destreza al meter y sacar los panes del horno)
“El aprendizaje entra por los poros”, nos aseguró una madre cuando confesamos nuestra incapacidad para formalizar y conceptualizar el proceso con lxs participantes. Y es que la capacidad de respuesta, de autonomía, de respeto, de libertad, de desobediencia con conciencia, de estas gentes de Santibañez nos deja gratamente asombradxs a quienes arrastramos viejos lastres de nuestro paso por espacios de enseñanza (que no tanto de aprendizaje) más convencionales.




JORNADA DE LEÑA

Al día siguiente tocaba picar leña, trasportarla por la calleja y almacenarla en la leñera.






Entre el Grupo de Trabajo de la panadería, consumidorxs y personas del entorno nos juntamos 15 almas. Vamos, que ningún desalmado nos aguó el disfrute que acarrea compartir esfuerzos y sudores en beneficio colectivo. Esto es lo que acarrea acarrear leña en Ecoopan. En dos horas y media despachamos el jornal y trasladamos el disfrute a la sombra de la socarreña (o sea, de la leñera pero con palabro más autóctono).





Alternamos allí un ratito antes de disfrutar de los manjares que cada cual aportó para la comida.



Con la digestión casi hecha dimos por terminado la jornada; es decir, algo más de dos horas currando y casi cinco de compadreo; esto es, que ni se nos hizo largo el tajo ni lo pasamos mal después.
Gracias a la leña aportada por un consumidor, a los viajes en furgo del Grupo de Trabajo para recogerla y a esta jornada colectiva, tendremos lumbre en nuestro horno al menos hasta el invierno. Gracias a todxs en nombre de todxs.

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